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Un pequeño objeto moldeado por el tiempo y unas manos firmes.
Esta taza de laca comienza como una simple pieza de cerámica. Una vez moldeada y horneada, adquiere un ritmo más lento: el ritmo de la laca china, aplicada capa a capa por artesanos capacitados en las técnicas tradicionales de lacado de Yangzhou.
Cada capa se aplica con brocha, se deja secar y se pule antes de aplicar la siguiente. Con el tiempo, la superficie negra se vuelve más profunda y suave, adquiriendo un carácter sereno que solo el trabajo manual repetido puede crear.
Cuando la laca está lista, se colocan finas láminas de oro de 24 quilates sobre la superficie. La lámina se asienta suavemente sobre la laca oscura como pequeños trazos de luz. Como cada pieza se aplica a mano, no hay dos tazas exactamente iguales.
Al sostenerlo, el núcleo de cerámica proporciona calidez, mientras que el exterior lacado se siente suave y firme. Su tamaño y forma lo hacen ideal para el té diario, ya sea para prepararlo por la mañana o para catas por la noche.
Esta taza no está diseñada para impresionar a simple vista. Está diseñada para que te resulte familiar con el tiempo y se convierta en una parte discreta de tu rutina diaria.
La laca es duradera, pero debe protegerse del contacto con objetos afilados. Evite los estropajos abrasivos para mantener la superficie lisa y sin rayones.
La laca natural se ha utilizado en China durante más de mil años. Es apreciada por sus propiedades protectoras y por el tiempo y la paciencia que se depositan en cada capa. Esta taza conserva esa tradición en una forma sencilla y cotidiana.